lunes, 6 de mayo de 2013

Las bacterias son imprescindibles para la vida

Las bacterias viven con nosotros en equilibrio y nos ayudan a mantenernos sanos



                         


Aunque nosotros las veamos como algo malo, necesitamos a las millones de bacterias que viven dentro de nuestro organismo. El intestino es un claro ejemplo, ya que es uno de los ecosistemas más densamente poblados con cien billones de bacterias de hasta mil especies diferentes. Éstas, necesitan vivir en el intestino, ya que fuera no podrían. Nosotros las alimentamos y a cambio, ellas favorecen la absorción de nutrientes convirtiendo en aprovechables algunos residuos de la dieta que no podemos digerir y regulando parte de nuestras defensas. Eso mismo ocurre en la boca, piel, nariz y genitales.

¿Por qué son tan necesarias las bacterias?
La vida actual, en la que hacemos una limpieza a veces excesiva y con hábitos alimentarios que tienen mucho que ver con que cada vez estemos menos en contacto con microbios, es perjudicial a medio plazo. Por ejemplo, el exceso de limpieza provoca que se supriman de la piel la mayoría de bacterias que viven en la superficie y altera las condiciones de humedad. Lo que favorece la aparición de infecciones, por falta de microorganismos benéficos que ataquen a los patógenos.

La composición de la flora bacteriana[1] en los niños, sobre todo los primeros meses de vida, es una de las claves en el desarrollo del sistema inmunitario. Los niños con floras bacterianas más ricas y variadas sufren un menor desarrollo de enfermedades como alergias y dermatitis en los primeros años de vida. Hay que bañar a los niños sin usar jabones, ni champús agresivos que sean  antibacterianos.

El mutualismo  es la relación no permanente, ni obligatoria que se crea entre dos organismos de diferentes especies  y en la que ambas se benefician, mejorando su aptitud biológica, como la supervivencia, el desarrollo o la reproducción. Los microorganismos o bacterias que tienen estas mismas características y realizan un proceso de beneficio mutuo con otro organismo, son conocidos como mutualistas.

Un ejemplo claro de bacterias mutualistas es el de un microorganismo y un animal. Las cámaras estomacales de un rumiante (vacas) contienen grandes poblaciones de bacterias y protozoos que llevan a cabo el proceso de fermentación de la celulosa (presente en las plantas); el rumiante es capaz de usar la celulosa como una fuente primaria de alimento y el microorganismo obtiene los nutrientes y un habitad adecuado; de este modo los dos obtienen un beneficio mutuo.

Es importante que consumamos lácteos no solo para conseguir sino para mantener una buena flora intestinal, para ello debemos  dotar de alimento a las bacterias que la formarán. Este tipo de sustancias son las que se conocen como los probióticos y son sustancias que hacen posible el mantenimiento de las bacterias intestinales, es decir, es su alimento. Cada individuo alberga 100.000 millones de microorganismos de 400 especies que en su mayoría son bacterias, el 95% de las mismas vive en el tracto digestivo.

Los alimentos probióticos, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), son organismos vivos de origen natural que al ser consumidos en las dosis adecuadas tienen efectos beneficiosos para la salud. Por ejemplo, en 2004 se publicó en el European Jounal of Nutrition un estudio en el que los investigadores dieron a dos grupos de estudiantes productos distintos para beber. Actimel (yogurt) y leche desnatada para observar la cantidad de linfocitos[2] presentes en la sangre al consumir dichas bebidas.

Las bacterias beneficiosas producen los ácidos acético, láctico y fórmico, y bajan el pH del intestino grueso, inhibiendo así el crecimiento de bacterias patógenas. Nuestro nivel de salud depende en gran medida de las condiciones de las bacterias beneficiosas y del control que éstas sean capaces de ejercer sobre las patógenas.

Las bacterias, por tanto no son malas, de hecho son necesarias, es más, estas en su mayoría favorecen a los diferentes organismos en comparación con las que los dañan, no se deben ver como algo repulsivo, ya que nos traen un beneficio y nosotros a su vez las beneficiamos a ellas. A nuestro alrededor hay millones de bacterias, observa tus manos en un microscopio después de lavarlas y verás  que esos diminutos seres siguen allí, no al asecho sino a la espera de que lleguen las verdaderamente patógenas para atacarlas y protegerte.


BIBLIOGRAFÍA

Stanier, R. y otros. (1992) Microbiología. Segunda edición. Barcelona. Editorial Reverte s.a
Ingraham, J. y otros (1998) Introducción a la microbiología. Barcelona. Editorial Reverte s.a
Romero, R. (2007) Microbiología y parasitología humana: Bases etiológicas de las enfermedades infecciosas y parasitarias. Tercera edición. México. Editorial medica panamericana
Wassenaar T. (2002). Las bactérias: Mas que patógenos, recuperado de: http://www.actionbioscience.org/esp/biodiversidad/wassenaar.html.
(2007). ¿Qué es la flora intestinal?, recuperado de: http://www.muyinteresante.es/salud/preguntas-respuestas/ique-es-la-flora-intestinal






[1] Conjunto de microorganismos que contribuyen a mantener el estado de salud del hospedador.
[2] Encargados de la producción de anticuerpos y de la destrucción de células anormales