jueves, 7 de marzo de 2013

Las Bacterias: Más que patógenos


Adaptado del texto: “Las bacterias: más que patógenos, Trudy M. Wassenaar"


                                                             Fuente: Microsoft Images.


La mayoría de las bacterias son inofensivas y algunas son beneficiosas.
Otro error de concepto que tenemos es que las bacterias son malas para la gente. Es cierto que uno no quiere encontrarse con algunas bacterias, pero la mayoría de ellas son completamente inofensivas y algunas hasta son altamente beneficiosas para la gente. Algunas bacterias pueden ser beneficiales para algunos animales y patogénicos para otros, lo cual crea confusión. Sin embargo, lo más común es que las bacterias patogénicas causen problemas a un número limitado de huéspedes (o a un solo huésped) mientras que pueden sobrevivir alegremente en otros huéspedes sin causarles problemas. Si el sufriente huésped resulta ser humano, la bacteria culpable es llamada un patógeno humano. Sin embargo, desde el punto de vista de las bacterias, los humanos son exactamente el tipo de huésped a evitar. Por eso, ¿Cómo podemos echarles la culpa de causar enfermedades?

La mayoría de las bacterias son completamente inofensivas

Las bacterias inofensivas pueden hacerse letales bajo ciertas circunstancias.
A pesar de que un árbol al caer puede matar a una persona, generalmente no consideramos a los árboles como dañinos. Lo mismo es cierto para la mayoría de las bacterias. A pesar de que ellas pueden causar problemas bajo ciertas condiciones específicas, generalmente ellas viven sus vidas sin interferir con las nuestras. Un ejemplo es la Pseudomonas aeruginosa, la cual vive comúnmente en el suelo sin causar daño a nadie. Sin embargo, si esta bacteria es inhalada por una persona que tiene Fibrosis Cística, ella puede colonizar sus pulmones y causar infecciones letales.4

Para muchas bacterias, el cuerpo humano no es el lugar adecuado para vivir.
Ellas no pueden soportar la falta de oxígeno (la concentración de oxígeno dentro de nuestras células es menor que la concentración en el ambiente) o la presencia de oxígeno (el cual es tóxico para las bacterias que viven en ambientes que no poseen o que tienen muy poco oxígeno).

El cuerpo humano no es el ambiente natural para muchas bacterias.
Ellas no pueden aguantar nuestros mecanismos de defensa, tales como la sal que está presente en nuestra piel y en nuestras lágrimas, la falta de hierro (un mecanismo muy ingenioso en nuestro cuerpo mantiene el hierro, un elemento vital para todos los organismos vivos, inaccesible a la mayoría de los microorganismos en nuestro cuerpo), o los radicales tóxicos que las células liberan cuando se ven atacadas por las bacterias.

Puede ser demasiado cálido para ellas o demasiado frío, ya que ciertas bacterias poseen requerimientos específicos de temperatura para crecer pueden ser privadas de alimento, ya que los miembros del Reino Bacteriano en general se han especializado en vivir de prácticamente cualquier cosa, pero cada especie posee necesidades específicas de nutrientes.
En conclusión, no tenemos nada que temer de la mayoría de las bacterias que encontramos.
  
Nuestros cuerpos pueden resistir a la mayoría de los ataques de bacterias.
No es una gran sorpresa que somos relativamente inertes a las bacterias. Después de todo, los mamíferos evolucionaron en presencia de las bacterias y han desarrollado estrategias especializadas para mantener a las bacterias bajo control. A pesar de lo que su madre puede haberle enseñado cuando pequeño, el jabón no es esencial para sobrevivir. Nuestro cuerpo puede resistir muy eficientemente el bombardeo de bacterias que recibe todos los días. Menos mal que no podemos ver esto, pues la idea no es placentera, pero con cada bocanada de aire y con cada mordisco que tomamos, estas pequeñas criaturas entran constantemente a nuestro cuerpo. Pero esto no debe preocuparle en lo absoluto, siempre y cuando usted pueda mantener a los alborotadores (los verdaderos patógenos) fuera.

Algunas bacterias son buenas para usted
Por siglos, la gente ha comido ciertos alimentos deliberadamente por las bacterias que ellos contienen y han usado a las bacterias en la preparación de alimentos.

Algunas comidas y la manera en que procesamos la comida dependen de las bacterias.
Podemos adquirir suplementos o comida que contienen bacterias beneficiosas.
El ejemplo mejor conocido es elconsumo de yogurt y de otros productos lácteos fermentados, los cuales tienen el efecto combinado de reducir el deterioro y mejorar la tolerancia para los individuos que son parcialmente intolerantes a la lactosa.

Se ha desarrollado una gran industria asociada a las preparaciones bacteriales en forma de polvos, bebidas y productos lácteos, los cuales son comercializados como suplementos alimenticios saludables y beneficiosos (y a veces hasta deliciosos). A pesar de que algunas de sus promesas son poco realistas (algunos productos ni siquiera poseen bacterias viables) se acepta en general que ciertas bacterias son beneficiosas, especialmente cuando la flora intestinal se encuentra desbalanceada (como en la diarrea asociada a los antibióticos). Las especies de bacteria más comunes utilizadas son las llamadas probióticas, como el lactobacilli y el bifidobacterium.8

Existe un número de especies de bacteria que son necesarias en la preparación de alimentos y que pueden o no llegar vivas a nuestro plato.9 Notablemente, muchas variedades de queso dependen en sus características de la presencia de un cultivo inicial de bacterias específicas. La producción de salchichas y de chucrut (sauerkraut) requiere la presencia de bacterias. Ellas hasta ayudan a las semillas de cacao y de café a obtener el sabor deseado. Por lo tanto, las bacterias son esenciales para la salud humana y para los ecosistemas del mundo.




Las Bacterias Patógenas


Las bacterias patógenas son un tipo de bacterias, estas son microorganismos unicelulares que presentan un tamaño de unos pocos micrómetros (entre 0,5 y 5 μm, por lo general) a su vez, las bacterias son procariotas y, por lo tanto, no tienen el núcleo definido ni presentan, en general, orgánulos membranosos internos.

Estas bacterias se caracterizan por producir enfermedades, es decir, que provocan daño en el huésped. Generalmente, son específicas, ya que un tipo de bacteria origina un tipo de enfermedad. Adicional a ello son la principal causa de enfermedades causadas por el consumo de alimentos contaminados. 

Las bacterias patógenas se diferencian de las bacterias comensales  porque estas son las causantes del mal olor corporal y su crecimiento puede verse aumentado con el calor y el sudor. Y de las mutualistas porque estas forman asociaciones íntimas con otros organismos, que les son imprescindibles para su supervivencia. Una de estas asociaciones mutualistas es la transferencia de hidrógeno entre especies.

Los principales tipos de bacterias patógenas son: Bacillus cereus, Campylobacter jejuni, Clostridium botulinum, Escherichia coli enteropatógeno y Staphylococcus aureus.

La Bacillus cereus produce náuseas y vómitos, o un cuadro de tipo diarreico. Haciendo justicia a su nombre, se lo relaciona principalmente con postres de pastelería, arroz hervido o frito y productos a base de cereales como pasta.

La Campylobacter jejuni,  se da por el consumo de carne o pollo crudo o mal cocinado. Se trata de bacterias finas, filamentosas y dobladas a modo de comas. Su ingestión produce infecciones intestinales. Es la causa más común de diarreas en el ser humano, y afecta principalmente a niños, adolescentes y ancianos.

La Clostridium botulinum, produce la toxina botulínica, una potentísima neurotoxina que ataca al sistema nervioso. Se trata de una de las más peligrosas que se conoce, pudiendo ocasionar la muerte a dosis bajísimas. La causa más frecuente de este tipo de intoxicación es la elaboración incorrecta de alimentos envasados en el hogar, principalmente carnes o pescados conservados, así como verduras y hortalizas (judías verdes, espárragos y remolacha, entre otros). 

La Staphylococcus aureus. Se trata de una enterotoxina que causa gastroenteritis al poco tiempo de ser consumida (de dos a cuatro horas) con vómitos, diarrea e inflamación de la mucosa gástrica e intestinal.  Los alimentos más implicados son principalmente los cocinados ricos en proteínas como el jamón cocido, carne de aves y también productos de pastelería rellenos de crema.